Exigen Aclarar Asesinatos Contra Lesbianas Y Gay
El juzgado de lo Social número dieciocho de Madrid ha condenado a la Consejería de Sanidad de la capital de España y a la Fundación Jiménez Díaz por haber interrumpido el tratamiento de reproducción asistida al que era sometida una de las mujeres de una pareja de lesbianas. En su sentencia, la juez Ofelia R. Pontones considera vulnerado el derecho fundamental de la pareja a no ser discriminada por su orientación sexual. Conforme la decisión judicial, que ha recurrido la Fundación J. Díaz, la Comunidad de la capital de España y el centro de salud deberán pagarles una indemnización de 4.875 euros por los daños morales y económicos.
Martina se quedó mirando a su amiga de pelo castaño. No era muy guapa, pero lo compensaba con unos abultados pechos que insinuaba con un espléndido escote. Era alta y el vestido corto mostraba unas largas y tenuemente gruesas piernas. El muchacho la examinó con la mirada. Tenía una larga y llana cabellera de color negro azabache. El semblante, maquillado, era formidablemente atractivo y, aunque sentada no se apreciaba totalmente, el cuerpo sugería unas curvas de escándalo. Martina sujetó el móvil de su amiga y pasó el dedo índice por la pantalla táctil como acariciando la verga.
Entonces empapó sus dedos con saliva y, con ellos, jugó con mi clítoris por largo rato. Otro dedo había irrumpido en mi ano de nuevo. El placer se me subía al cerebro en oleadas poco a poco más frecuentes y contínuas. Ella se dio cuenta de esto y volvió a chupetearme el sexo a fin de que alcanzara el orgasmo a través de su boca y su lengua. Hasta que un escalofrío sorprendente recorrió como un relámpago mi espalda. Me estiré al límite con una sacudida violenta y lancé un gemido largo y cautivador. Usando solo las manos y la boca, me había provocado un clímax incomparable y también infinito. Uno de los más fantásticos de mi vida.
Soy periodista de desde hace múltiples años y esta es mi primera experiencia como bloggera; me resulta interesante abrir este espacio gayfriendly a fin de que se puedan discutir temas sobre diversidad sexual, un tabú que empieza a dejar de serlo. La inclusión y los logros, pues es un logro que se haya incluido en el artículo catorce la penalización a la discriminación por orientación sexual e identidad relatos de lesbianas género, que la tienen solo 5 constituciones en el mundo".
Una vez acabadas las caricias buco genitales en aquella posición tan excitante, M. se dio la vuelta, y es cuando vi todo el esplendor de su cuerpo: sus pechos turgentes como las tulipas que iluminaban la estancia. Mas lo que más enervaron mis neuronas, fue cuando las dos chicas, con sus bocas y aledaños aun exudando los jugos relatos de lesbianas sus vulvas, se besaban con tanta ansias y deseos que parecía estimar licuarse en un mismo cuerpo.
La convocatoria para este acontecimiento se realiza vía Fb y las asistentes son mujeres relatos de lesbianas diferentes edades que ya no tienen miedo ni vergüenza de gritar lo que aman, de exponer lo que creen y de expresar su amor. Su primer contacto fue por medio de una página para lesbianas. Me gusto su forma de ser, acostumbra a ser realmente directa, es centrada en lo que quiere, sabe lo que desea y me gusta que haya sido honesta conmigo, si bien no teníamos muchas cosas en común eso pesó", dice G..
Pasados los treinta, resulta que lo único que deseo es contar mis batallitas sexuales. Quizás pues me pone cachonda hacerlo… Quizá porque mi relación amorosa con Laura distaba de ser sexualmente satisfactoria. Ya no juego a ser moralmente perfecta, ni respetuosamente suave en cama por el hecho de que sé qué juegos me excitan… y, sobre todo, sé con quién deseo jugarlos.
If you loved this article therefore you would like to collect more info about relatos de lesbianas please visit our web site. Justo la noche del domingo del fin de semana pasado, tres de mis amigos fueron agredidos por un grupo de uniformados. Les untaron pimienta y los golpearon con palos. Les chillaban malditos maricas" y los conminaban con dejarlos tirados en una zona peligrosa de Bucaramanga. Mis amigos interpusieron la denuncia, pero si se conoce en algo la historia de Colombia, se va a poder ver que la justicia es lenta y cojea demasiado.
Martina se quedó mirando a su amiga de pelo castaño. No era muy guapa, pero lo compensaba con unos abultados pechos que insinuaba con un espléndido escote. Era alta y el vestido corto mostraba unas largas y tenuemente gruesas piernas. El muchacho la examinó con la mirada. Tenía una larga y llana cabellera de color negro azabache. El semblante, maquillado, era formidablemente atractivo y, aunque sentada no se apreciaba totalmente, el cuerpo sugería unas curvas de escándalo. Martina sujetó el móvil de su amiga y pasó el dedo índice por la pantalla táctil como acariciando la verga.Entonces empapó sus dedos con saliva y, con ellos, jugó con mi clítoris por largo rato. Otro dedo había irrumpido en mi ano de nuevo. El placer se me subía al cerebro en oleadas poco a poco más frecuentes y contínuas. Ella se dio cuenta de esto y volvió a chupetearme el sexo a fin de que alcanzara el orgasmo a través de su boca y su lengua. Hasta que un escalofrío sorprendente recorrió como un relámpago mi espalda. Me estiré al límite con una sacudida violenta y lancé un gemido largo y cautivador. Usando solo las manos y la boca, me había provocado un clímax incomparable y también infinito. Uno de los más fantásticos de mi vida.
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